Sunday, August 13, 2006

4 años


Si no mal recuerdo era un sábado por la tarde estaba yo en casa de mi madre quejándome de mi enorme panza muy parecida a la que tenía hasta hace pocos meses…la única diferencia entre ellas es que en aquel entonces ya tenia 9 meses de embarazo, iba por mi tercer día de contracciones; que la verdad los primeros 2 días me dio una y luego dos, lo bueno comenzó este día, en fin en esa semana ya no podía dormir, ni mi marido pues su mujer lo molestaba para descansar.

Y es aquí donde entra la historia que un día le conté a un niño con una linda vocecita a las 10:30 p.m. me dijo: “CUENTAME UN CUENTO”, yo más dormida que despierta empecé a contar lo siguiente:

“Era un lunes 12 de agosto de 2002 por la noche como ha eso de las 11 o pasaditas, cuando de repente me empezó un dolor más frecuente y más agudo del que ya tenía desde ya 4 días antes. Fue cuando le dije a Marco: creo que ya viene. Llamo a un amigo para que nos llevara a la clínica, entre escuche unos gemidos horribles, recuerdo que la enfermera me dijo:
-No mija, ¿escuchas esos gritos?- afirme con la cabeza- a ella le falta más que a ti y escúchala, ¿te duele?
A lo que tontamente conteste:
-Pues si, pero dolor soportable-
-Bueno, cuando no soportes el dolor, entonces regresas, a ver si ya es hora-
Obvio me regresaron…eran las 2 a.m. volvimos a casa en el viaje más lento y doloroso que recuerdo, llegamos como a las 4:30 aunque no lo creas por lo tardado.

Llegamos a la casa y mi mamá y mi marido se quedaron dormidos no podía culparlos, teníamos toda la semana en vela cayeron como piedra el único sonido que recuerdo diferente a mis gritos ahogados eran los ronquidos de los 2, yo no podía estar acostada y me senté en el sillón, iba del baño al sillón…iba y venia cuando ¡PUM! que me caigo en el baño, me dije:
-Si les hablo me pegan con la puerta, mejor aquí me quedo hasta que me pueda levantar.-
Entre las 6 y 7 de la mañana bajo Toño, lo vi pálido y asustado recuerdo que me dijo:
-Yeni quieres que los levantes, te doy algo ¡Dime que hago!-
Veo bajar a mi tía
-¿Cómo te sientes?-
-No Toño, estoy bien ve a la escuela se te va a hacer tarde-
Pensé para mi: ¿Qué como me siento? ¡¡¡¡NO ME VE!!!!
Despierta mi madre:
-¿Nos vamos? ¿Te sientes bien?
¡¡¡ME SIENTO BIEN!!! De verdad ¿no me están viendo bien o soy una exagerada? Se va mi madre a despertar a mi marido, mi tía se va a llamar a mi tío Panchín, Toño huye (no lo culpo si yo pudiera también lo haría). Regresa mi mamí con mi drordo, baja mi tía:
-Ya viene Panchín-
-No hay tiempo- dice mi madre -¡YA SE LE VE EL PELO A LA CREATURA!-

Marco sale a hablarle a mi vecino para ver si nos podía llevar, recuerdo que lo único que cargamos fue una toalla, por aquello de no ensuciarle el carro a Don Neto.

[Nota de la autora:
Debo hacer hincapié en que el camino por recorrer era largo de hecho antes era casi todo Morones, mi madre vive en Guadalupe (donde antes terminaba la avenida) y yo fui a parir ha San Pedro (entramos por Rió Suchiate creo, la verdad en ese momento no era lo más importante) ¡EN QUE CHINGADO MOMENTO!]

En el carro los únicos comentarios que se oían era:
-No pujes- estos de parte de mi vecino -Ya casi llegamos-
-No pujes- mi madre
-Gorda, gordita- mi marido que el muy gacho se fue adelante –Ya casi, ya casi-

Llegamos al hospital y mi marido corre por una silla de ruedas, mi mamá me da la mano para poder camina cuando mi marido nos quiso alcanzar con la silla de ruedas ya estábamos atrás de el. Yo no gritaba, por que me habían advertido:
-Si gritas, se contraen los pulmones, hay más lugar para el y te vas a tardar más en que salga-
Así que cuando entre a que me revisaran, claro yo sola la enfermera me vio (otra vez):
-Ándale-pero con aquella frialdad- súbete a la camilla para que te cheque el doctor si no, no te checan-
Sentía que si daba otro paso me caía…

[Nota de la autora:
Todo el que haya ido a un hospital ha visto la altura de una camilla y la altura de los banco para subirte a ellas, bueno esta era como las que tienen los doctores en los consultorios son solo un poco más latas pero estarán de acuerdo que ya no podía ni caminar medio centímetro, menos intentar treparme a esas cosas.]

Entra el doctor y yo apenas me había logrado sentar me dio “puche” y me jalo de las piernas para que las subiera a la camilla acto seguido escucho:
-Señorita, rápido llévela a la sala de expulsión (tipo Big Brother pero con escaso, por no decir nulo presupuesto)-

De ahí a la bendición más grande que cualquier mujer en los pocos sentidos que tenga en esos momentos de angustia pueda tener: LA RAQUEA recuerdo que la enfermera me dijo:
-A ver mijita hazte bolita, junta la barbilla con las rodillas lo más que puedas-

Antes de que ella terminara de decir eso, yo ya estaba hecha bolita (¡¡¡MAS!!!) solo recuerdo que ellas se rieron, y la verdad de ahí en adelante ya todo es muy borroso, lo contare como me acuerdo…no les aseguro que sea lo que paso.

Mientras yo me quedaba dormida por la anestesia, las enfermeras me ponían no se que tantas cosa, una en el brazo, otra en la espalda, la verdad yo me estaba quedando dormida por que ¿recuerda? Mis contracciones empezaron desde el día 8 (GRACIAS VI) eso si, recuerdo perfectamente que lo primero que vi fue que la doctora le paso a una enfermera un par de cosas que nunca había visto, pero las conocía, y no sabia por que las usaban en ese momento y además de todo me las ocultaban ¡no contaban con que yo era muy víbora! Resulta que como toda la noche estuve de aquí para allá al baño, se me acabo todo el liquidito con el que debería de resbalar el interesado, así que usaron los fórceps para que la cabecita de melón pudiera salir.

En ese momento ocurrió lo que veníamos esperando: por fin escuche el dulce llorar de mi bebé. Lo recuerdo bien por que desperté para ver que no me lo fueran a cambiar, lo vi desde que lo llevaba la enfermera a limpiarlo, me lo acerco y me dijo:
-Dale un beso- en tono de orden
Lo hice en automático, no sabía que hacer, sentir, solo se me ocurrió voltear al reloj y tratar de recordar el día en el que vivía: El martes 13 de agosto de 2002 a las 8:45 a.m. nació mi hijo Francisco Alejandro Pérez Garza.”
Si leyeron bien MARTES 13.

Aquí acaba el cuento que un día mi hijo escucho.

Pero la historia continua…

Se lo llevaron.

De ahí a la sala de recuperación en la cual me dormí y solo me despertaba el llanto de mi hijo, se preguntaran ¿como sabia que era mi hijo? La verdad ni yo lo se, es algo que llaman instinto maternal y en ese momento lo descubrí.

Recuerdo que me subieron a piso y llega de muuucho rato una enfermera a entregarnos a los hijos, éramos 4 y venían 2 en cada cunita. Me entregan a mi bebé y ¡que no era! Para empezar ¡era niña! Resulta que la enfermera me dio a la niña de mi vecina de cama ¡EFICIENCIA TOTAL! En fin cuando me entregaron a mi bebé (ahora si era el mío) lo vi y tal y como hago con todos los niños me asegure de que estuviera completito (10 dedos en manos y pies, 2 piernas, 2 brazos y si, era niño)

En eso estábamos cuando llega una señora con la noticia del día y viendo a los engendrillos como loca:
-¿AQUÍ NO ESTA EL NIÑO QUE PESA KILOS?-
¡¡QUE, QUE!! Acto seguido volteo la hojita donde están los datos de los hijos:

MIDE: 51cm
PESO: 3.050 kg.

Respire, no era el mío pero pensé: WAW! ¡Que moustrote! ¡Pobre mujer la que lo parió! De rato sube mi marido, me ve con una cara que jamás olvidare y busca al bebo, lo ve y que hago que lo cargue lo ve y me dice:-¿Pero no pesa 5 kilos?-

¡¡¡SI!!! Mi hijo era el moustrote de 5 kilos, resulta que a ellos les habían dicho que mi hijo era enorme.

Hoy a 4 años de que todo esto sucediera, lo recuerdo y me alegra que tengo una historia que contarle a mi hijo (de hecho ya lo hice) en la que le pueda contar lo orgullosa y feliz que estoy de haber pasado por todo eso para tenerlo junto a mi. Tal vez tendré más hijos, tal vez solo a el, pero nunca cambiaria nada de su llegada al mundo, por que gracias a eso aprecio cada momento que paso con mi hijo.

Pakito:

Se que todavía no puedes leer esto, pero llegará el día en que lo puedas hacer y entonces te reirás y comprenderás lo mucho que te amo, que eres mi razón de vivir.
Tu sonrisa sincera es lo más hermoso que este universo me pudo regalar, gracias Dios por darme a un hijo tan maravilloso, por que gracias a el aprendo muchas cosas a diario.
Sus ojos tiene la chispa que necesito para encender el motor de mi alma.
Un abrazo que mantiene viva la vida.
Un beso tierno con el amor que me ofreces
Sabes dar amor sin pedir nada a cambio solo ser correspondido de igual manera.
Eres el motor que me anima a seguir día a día.
Eres mi hijo y para mi eso es más que suficiente para dedicarte esto.
Pakito, Pako, Francisco, enano, perro, güerco, bebé, engendro, midget, niño, carbón:

Te amo: fuiste, eres y serás siempre mi bebé.

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